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Aida Canals Psicóloga
A diario me encuentro con padres que acuden a consulta porque su hijo (cada vez con edades más tempranas) no sabe perder, y no saben de qué manera hacerle entender y/o ver que lo importante es participar.

Lo importante es participar

Esta frase tan bonita y tan difícil de cumplir en la vida real con tanta competividad y sabiendo que a todo el mundo le gusta ganar, juegue a lo que se juegue: fútbol, cartas… Es muy complicado perder con una sonrisa. Y lo es más aún para un niño, ya que está acostumbrado a conseguir lo que quiere y a ser el centro de atención de sus padres, por lo que acepta muy mal no obtener lo que quiere. La mayoría de los niños son pequeños líderes en potencia y les gusta decidir a qué se juega, cómo y con quién. Acostumbran a ser mandones, y si no consiguen lo que quieren, no dudan en chillar, llorar... Así, nos encontramos niños que si sospechan que van a perder, prefieren no jugar; mientras que otros se enfadan a mitad de juego y abandonan, para otros es imposible admitir que la causa de su derrota sea un error suyo, por lo que echan la culpa de lo que ha pasado a cualquier otra persona o situación... Por eso, debéis enseñar a vuestro hijo desde bien pequeño que NO siempre se gana ni se logra lo que se desea, sobre todo cuando se comparten juegos con otros niños. Ganar unas veces y perder otras es el precio por disfrutar de una actividad compartida, y el niño que no sabe perder se ganará la antipatía de los otros y nadie querrá jugar con él.   Saber ganar y perder   - No le des siempre todo lo que pida. Simplemente para tenerlo contento y no oír sus lamentos. Establecer límites en su vida diaria y que se acostumbre de vez en cuando a escuchar un “NO” le ayudará a no enfadarse cuando lo oiga en boca de sus amigos. - Enséñale con vuestro ejemplo. Si le decís que lo importante es participar y pasar un buen rato y que no hay que enfadarse cuando se pierde, y luego ve a algun familiar gritar delante del televisor mientras ve perder a su equipo de fútbol... difícilmente hará caso. - Debe saber ganar. Y no alardear de su victoria ni ridiculizar al perdedor, ya que puede ser que algún día le paguen con la misma moneda. - Es bueno que le dejes ganar alguna vez. Cuando juegues con él a algo, es bueno que le dejes ganar alguna vez para aumentar su autoestima, pero también que se acostumbre a perder. Mientras estáis jugando podéis hacer comentarios para enseñarle cómo debe reaccionar: “Vaya, lo estás haciendo muy bien esta vez” o “De acuerdo, he ganado esta partida, pero eres un buen contrincante. No sé si podré ganarte la próxima vez”... - Explícale lo que puede ocurrir si se enfada al perder. Lo más probable es que acabe cayendo mal a los otros niños y que ninguno quiera jugar con él. - No le consintáis que se enfade o chille. Excluirlo del juego hasta que se calme. - Imagínate que estáis viendo un partido de futbol, inculcarle que los rivales no son enemigos y que pasar un buen rato es más importante que ganar. - Se le debe enseñar a jugar limpio. Hay que establecer reglas y respetarlas, además, éstas no se pueden cambiar cuando a uno le interesa.

¿Te vienen de nuevo estas pautas? ¿Crees que pueden ayudarle a alguien más? ¿Crees que las estás aplicando en tu caso sin ningún resultado visible?

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“Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad”

Karl A. Menninger