Entradas recientes
Categorías
![the[1] Aida Canals Psicóloga blog](https://aidacanals.com/wp-content/uploads/2017/03/the1-1.png)
A veces comemos por aburrimiento, estrés, ansiedad... y es lo que se conoce como hambre emocional, que nos empuja a comer al confundir los sentimientos con el apetito sin ser conscientes de ello.
Cuando el hambre es real: comemos cualquier tipo de comida, dejamos de comer cuando estamos llenos, no hay culpabilidad, es una necesidad física y podemos esperar.
Cuando el hambre es emocional: es repentino, normalmente nos apetecen alimentos dulces y hipercalóricos, estamos llenos y seguimos comiendo, luego nos sentimos culpables por este tipo de ingestas ya que son urgentes y mezclamos: dulce, salado, lo primero que tenemos a mano y está asociado a las emociones.
Cuando nos identificamos con el hambre emocional, la comida suele hacer la función de regulador emocional; nos permite desahogarnos, nos “anestesia” del dolor y alivia la ansiedad.
Con el tiempo, esta respuesta se convierte en un hábito y se establece en nuestra vida diaria como una válvula de escape, pero debemos aprender a gestionarla.
¿De qué manera?
- Diferenciando la necesidad de comer por hambre y el deseo de comer para sentirnos mejor emocionalmente.
- Analizando la situación:
- Aprendiendo a gestionar adecuadamente las emociones.
- Haz ejercicio físico: camina, corre, ves a la piscina, pedalea…
- Practica Mindfulness. A través de la práctica de la alimentación consciente entendiendo y disfrutando del acto de comer.
- Reduce el consumo de azúcar.
- Establece un plan de comidas (lo ideal es 5 diarias).
- Pide ayuda profesional.